La Navidad es la mayor época de celebración que existe, y por ello cuando llega tendemos a reflexionar con respecto a nuestros actos, a nuestra vida, a nuestro futuro, a la familia…En estas fechas los lazos tienden a estrecharse y solemos agradecer todo lo bueno que nos ha ocurrido y, de paso, pedimos que el próximo año se mantenga igual o que mejore aún más, dependiendo de las circunstancias de cada cual.

En otro sentido más superficial, la Navidad se relaciona con los regalos, los gastos y las deudas. Los niños piensan en recibir muchos juguetes, los jóvenes ropa nueva y tecnología…lo que demuestra que ese verdadero sentido de la Navidad, más relacionado con la familia, el amor y la reflexión, va quedando cada vez más lejano y oculto bajo montañas de regalos y envoltorios navideños.

Si no queremos perdernos siempre entre el espíritu consumista (no confundir con el espíritu navideño), debemos demostrar a nuestros seres queridos el afecto que sentimos por ellos y dedicar nuestro tiempo a compartir y a festejar en compañía de los mismos. En Navidad no es malo hacer regalos, pero siempre debemos tener presente cuál es el verdadero sentido de las fechas para no terminar endeudándonos más de lo que podamos, evitando en la medida de lo posible aquellas tentaciones que presentan las superficies comerciales. Hacer una lista de lo imprescindible puede ser una buena idea para no terminar con un susto llegada la cuesta de enero.

 

Escoge entre todos los regalos el más especial

Sea consumista o no, es muy difícil renunciar a la idea de hacer regalos a los más pequeños. Sí que podemos, sin embargo, analizar las propiedades de los mismos, sus características y funcionalidad…es decir, valorar el tiempo que el niño/a podrá disfrutar de dichos juguetes o lo que tardará en cansarse de ellos para elegir con criterio e inteligencia.

 

regalos niños navidad

 

El juguete debe ser seguro, debe contener una certificación que garantice el cumplimiento de requisitos establecidos para su comercialización. En el caso de los juguetes para los niños que tengan menos de 3 años, es importante que se lean las indicaciones que contiene la caja y, en especial, prestar atención al tamaño de las piezas. Lo recomendado es que sean de un tamaño adecuado para la edad con el fin de que no puedan introducírselas en la boca para evitar peligros.

Los juguetes deben ser tanto divertidos como educativos. La idea es que el niño aprenda jugando, si se le da un juguete que solo sea educativo el niño se aburrirá y no tomará en cuenta el juguete, es por ello que se deben buscar aquellos juguetes que combinen ambos aspectos de diversión y educación, pero permitan que el niño explore el juego y que razone sobre su funcionamiento. En definitiva, los padres deben ser guías del juego de sus hijos, ayudando con ello a que los niños puedan desenvolverse adecuadamente y mejorar sus capacidades psicomotoras.

No olvidemos que los juguetes de nuestros hijos son un mecanismo para que aprendan a desarrollarse y a vivir en armonía e igualdad, valores mucho más cercanos al verdadero espíritu de estas fiestas.