Se cree que la costumbre del árbol de Navidad, aunque sin decorar, comenzó en Alemania en torno al año 700 d.C. La primera historia relata cómo el monje y misionero británico San Bonifacio, nacido en el año 680 d. C., estaba un día predicando un sermón sobre la Natividad ante una tribu de druidas germánicos en las afueras de la ciudad de Geismar. Para convencer a los druidas de que el roble no era sagrado e inviolable, San Bonifacio derribó uno en el acto. Y así fueron derribados y aplastados todos los arbustos que se encontró al paso, excepto un pequeñito abeto.

 

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No se sabe muy bien por qué, pero según la leyenda, San Bonifacio interpretó la supervivencia de aquel abeto como un milagro diciendo algo así como: “que este sea el árbol del Niño Jesús”… y desde entonces las navidades en Alemania se celebraron plantando pequeños abetos especialmente en los hogares.

En este sentido sabemos que en el siglo XVI los abetos se decoraban en Alemania durante la Navidad para conmemorar las fiestas, desatándose una fiebre por los árboles navideños y su decoración que llevarían en el siglo XVI hasta una prohibición, la de no poder tener más de un árbol de “más de ocho zapatos de largo”, lo que puede ser que equivaliera a unos dos metros o dos metros y medio de largo aproximadamente. Los primeros adornos que se colgaban en los árboles en ese momento eran rosas hechas de papel de muchos colores, así como manzanas, obleas o azúcares, e incluso velas.

 

La llegada del árbol de Navidad a América

 

Aunque a veces por las películas pueda parecer que muchas costumbres, especialmente todas aquellas relacionadas con la Navidad son un invento del cine americano, lo cierto es que no es así, sobre todo en cuanto a las tradiciones navideñas se refiere. Eso sí, debemos tener en cuenta que son de origen europeo y no americano. Y es que no es sorprendente que, como muchas otras costumbres navideñas festivas, el árbol se adoptase tan tarde en Estados Unidos, ya que los llamados primeros “padres peregrinos” tuvieron serias dudas sobre su implantación como símbolo de cultura y tradición, pues consideraban a cosas como el árbol de Navidad o los villancicos inventos paganos.

Por eso este tipo de prácticas no se harían populares hasta el siglo XIX, donde en publicaciones como “El libro de la señora Godey” comienza a hablarse con normalidad de ello. A través de sus dibujos alegres y humorísticos, sus toques decorativos para el hogar, sus recetas para dulces y comidas navideñas, y sus instrucciones para adornos caseros de árboles, la revista convenció a miles de personas, especialmente mujeres, de que la Navidad no era solo un ferviente día religioso, sino que también podía ser un gran día festivo sin más.

 

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¿Sabías que?….

 

La abreviatura que en inglés se usa para la palabra Navidad (Christmas) proviene de los griegos, como muchas palabras europeas, y en concreto del nombre de Cristo (Xristos).