El amor propio tiene todo que ver con la autoestima, una forma de tener conocimiento y amor por lo que somos en lo más puro de nuestra alma. Un ser no solo está conformado por su cuerpo, también por su mente y espíritu; pero cuando practicamos por mucho tiempo la desconexión entre cuerpo, mente y espíritu, creamos muros gigantescos en nosotros mismos que luego lleva muchos años tumbarlos, no es fácil, pero tampoco imposible. Ser feliz y valorarse es posible…

 

  1. Date cuenta de la presencia de tu cuerpo

El cuerpo es un medio prestado de concentración de energía, en algún momento tendremos que devolverlo. Pero mientras lo usamos debemos tratarlo con el amor que se merece. El cuerpo es el aspecto físico de nuestro interior, solo tienes que ver la diferencia entre una mirada sincera y de compasión y una mirada malvada y envidiosa. La mirada es la ventana de nuestro ser. Muchas veces cuando nos sentimos decepcionados somatizamos el malestar en nuestro cuerpo. Un sistema inmune debilitado puede tener su origen en nuestra mente y espíritu.

Toca tu cuerpo, mírate al espejo, mantenlo en un peso equilibrado, nútrelo con alimentos sanos, haz ejercicio, abrázate a ti mismo/a, el calor propio es una de las medicinas más potentes y a la vez de las más escasas.

  1. Re-educa a tu mente

La mente está formada por un conjunto de pensamientos, sentimientos y experiencias que vamos teniendo en la vida, donde el gran maestro es la naturaleza. Pero este conocimiento que tenemos de la realidad es parcial, nunca será total. No te alejes de tener experiencias nuevas por temor a fracasar; incluso si has fracasado una, tres o siete veces, son resultados parciales de la vida, no se puede generalizar que siempre fracasarás. Desprogramar la mente de experiencias negativas no es fácil, pero es posible, intentarlo es tener amor propio. Intenta sacar los resultados de fracaso, crea nuevas formas de obtener resultados y atrévete a ir más allá y hacer el cambio.

  1. Nutre tu alma

El alma o el espíritu es una energía que nos trasciende, nos invita a conocer la verdad en nuestro interior, una verdad que va más allá de cualquier experiencia. Es una energía que nos une con nuestros ancestros, nos hace conocer su verdad sin que estemos allí, es una dimensión que va más allá del tiempo. La espiritualidad no tiene que ver con una religión, es algo más que eso. Las religiones son métodos que tratan de explicar el ser espiritual, pero todo aquello basado en el cuerpo y mente es limitado, la verdad está dentro. Una de las formas más potentes para ponerte en contacto con el alma tiene que ver con la respiración: re-aprende a respirar lentamente y concéntrate en tu ser.

Anímate a buscar la felicidad y recuerda que no está fuera de ti, tú eres portador de su gen y la llevas dentro todos los días. Ser cada día más consciente de tu cuerpo, mente y alma es la clave para tener y mantener el amor propio.

Quererse a uno mismo, es la mayor expresión y frase de amor que podemos demostrarnos a nosotros y a los que nos rodean.