La gente amante de los gatos es extrema en su amor. El carácter de un gato es muy particular pero por regla general no cumple ninguno de los tópicos que más se conocen, como esos que dicen que es un animal arisco o traicionero.

El gato casero es muy cariñoso y a veces actúa como un perro, los hay incluso que juegan a traerte cositas que les lanzan. Puede que sean más tranquilos, pero a ratos son muy juguetones y divertidos.

El gatito se ganará a todos los miembros de la familia desde que entre en la casa. De cachorros son adorables y preciosos. Puedes pasarte horas mirando cómo se mueve y curiosea, cómo se asusta con todo y cómo no le tiene miedo a nada. Son sumamente inteligentes y sus increíbles características físicas ayudan a su seguridad y equilibrio.

A estas alturas del texto muchos dueños de gatos estarán pensando que no estamos hablando de sus gatos, que ellos son torpes aunque eso sí, adorables. O que son miedosos y no les gusta estar solos. Y es que en efecto, los que conviven con gatos saben que cada gato es un mundo, que cada uno tiene su carácter completamente distinto a los demás y una personalidad única llena de matices. Pero insistimos, si es de casa seguro gusta de los humanos. No hay gato casero feliz que no duerma encima de sus dueños o al menos lo intente cada noche. Además se caracterizan por estar encima de uno, especialmente cuando nos encontramos enfermos o tristes. Son los amigos más mudos y mágicos que encontrarás para levantarte el ánimo y recibir consuelo.

Se dice que el único en que suelen desaparecer, es cuando un niño entra en casa, a no ser que convivan ya previamente con ellos. Por regla general intuyen que un niño va a ser (aunque sea sin querer), brusco y/o pesado y, como hemos dicho, son animalitos muy inteligentes así que se esfuman por lo que pueda pasar.

A menos que lo acorrales o se sienta amenazado seriamente, y la mayoría de las veces ni aun así, no atacan ni nada que se le parezca. Esa leyenda urbana que cuenta que se lanzan a los ojos porque sí, no tenemos noticia de que haya pasado. Pero repetimos, estamos hablando de gatos criados en casa, ya que el mundo de los gatos callejeros es otro aparte, que funciona de modo muy distinto por pura supervivencia e instinto.