La Navidad es una época que mueve los sentimientos de todas las personas. Algunos la viven con gran alegría, pero otros deciden vivirla con gran tristeza. Y digo “deciden vivirla con tristeza”, porque el sentimiento, después de todo es una decisión. En medio de la adversidad, se puede decidir no sufrir más y, de igual manera, justo en el mejor momento de nuestras vidas se puede decidir ser infeliz. ¿De qué depende esta decisión? Depende de vivir la Navidad desde la superficialidad o de vivirla desde la espiritualidad y el amor por los nuestros; estas son las dos caras de las fiestas navideñas.

¿Desde qué cara vives las fiestas Navideñas?

  1. Vivir la Navidad desde la superficialidad

La tristeza en Navidad es muy común en personas que la viven desde la superficialidad, aunque por lo general son personas que viven de esta manera durante todo el año. La superficialidad significa vivir de apariencias frente a los amigos, vecinos, familiares… incluso frente a uno mismo. El ego predomina siendo el sentimiento constante, y es quien roba el espíritu navideño y en su lugar instaura inseguridad, soledad y aislamiento en nuestras vidas.

Las personas que deciden vivir de esta manera la Navidad, entregan el control de su propio sentimiento a los demás; necesitan de la aprobación de otros constantemente. Por eso, la muerte de un familiar puede ser tan devastadora como la crítica que haga un vecino del pantalón o falda nueva que hemos comprado. La felicidad en Navidad vivida desde la superficialidad es humo y desaparece en cualquier momento.

  1. Vivir la Navidad desde la espiritualidad

Por el contrario, las personas que deciden vivir la Navidad desde la espiritualidad siempre tienen una Feliz Navidad a pesar de las adversidades más graves, como la pérdida de un trabajo, las deudas económicas, la enfermedad o la muerte de algún familiar. Viven la Navidad desde el corazón, y hasta cada adorno puesto en casa tiene un significado especial. Entre este tipo de personas la unión familiar es realmente lo que priva.

Para las personas que deciden vivir la Navidad desde la espiritualidad, cada momento es idóneo para estar feliz y compartir lo que se tiene. Siempre encuentran algo que dar, aunque no tengan muchos recursos económicos: una canción, una palabra de amor, un árbol o una flor para sembrar, una postal, una simple tarjeta hecha a mano o una invitación a casa, son pequeños gestos de grandes personas. La felicidad en Navidad vivida desde la espiritualidad es amor, y este es el sentimiento más fuerte que existe entre los seres humanos.

No somos mejores o peores personas por decidir vivir la Navidad desde la superficialidad o desde la espiritualidad, son simplemente decisiones que hacemos en la vida y que a la larga solo a nosotros mismos nos perjudican. Una opción errada puede hundirnos en una profunda y constante tristeza navideña. ¡Errar es de humanos, pero rectificar es de sabios! Y… eso también es un regalo que puedes hacerte en Navidad.

¡Decide alejar la tristeza en Navidad! Y regala desde hoy… Feliz Navidad para todos.